Cultura | CPAU

Walter A. Gropius

lunes, 20 de marzo de 2017  |   

“Se ha argumentado que un arquitecto tiene que tomar la sociedad tal como la encuentra y satisfacer sus requerimientos sin mezclarse indebidamente con los esfuerzos en pro del mejoramiento social, porque esto disiparía su fuerza artística e interferiría su verdadera tarea: la creación de la belleza.

Pero la belleza es parte integrante del sistema de vida y no viene aislada. Nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que podemos mantenerla viva como privilegio de unos pocos escogidos o como una mezcla azucarada vertida sobre los elementos esenciales inatractivos de nuestra escena contemporánea. Debemos, por el contrario, dar a la vida una oportunidad y un incentivo para que se manifieste por sí misma hermosamente creando para ello una estructura orgánica, pues de otra manera la belleza nos esquivará o seguirá siendo lo que es ahora: un raro encuentro que no expresa, sino que contraria, el nivel general alcanzado.

Esto significa que un arquitecto no puede disociarse de las luchas y aspiraciones de aquellos que tratan de encauzar el futuro desarrollo de nuestras ciudades y pueblos por canales más promisorios, y ello demanda que ponga esta responsabilidad por encima de sus demás obligaciones. En cada tarea dada debe ampliar los límites de su objetivo específico y tratar de que forme parte de una nueva estructura expresiva relacionando e integrando todos los impulsos que surgen naturalmente en conexión con ella.

La verdadera belleza no puede ser alcanzada subrepticiamente, debe tener un fundamento sólido en los mismos hábitos de la gente, y nosotros estamos llamados a ayudar a formar estos hábitos”.

 

Walter A. Gropius
Arquitectura y planeamiento (1958)