Aportes sobre el nuevo Código Urbanístico

CPAU

martes, 17 de octubre de 2017  |   

En respuesta a la propuesta del Código Urbanístico del GCBA, un prestigioso equipo de profesionales convocados por el CPAU elaboró el documento “Aportes sobre el nuevo código urbanístico”, y presentó la versión preliminar en un desayuno de trabajo el pasado agosto. Les acercamos un resumen de los principales conceptos elaborados en dicho documento, que fue oficialmente entregado al gobierno en septiembre.


La arquitecta Margarita Charrière, presidenta de la Comisión de Urbanismo y directora del Observatorio Metropolitano del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, encabezó el pasado 31 de agosto de 2017, con la presencia de alrededor de 20 profesionales, un desayuno de trabajo para considerar el desarrollo del documento sobre el análisis del Proyecto de Nuevo  Código Urbanístico (CU). 

La arquitecta Charrière hizo énfasis en la responsabilidad del CPAU de involucrarse en este proceso frente a los efectos que un nuevo código ejercerá sobre el desarrollo de la ciudad y la actividad de los profesionales. Inició el encuentro explicando los objetivos y metodología de trabajo adoptada por un equipo integrado por prestigiosos profesionales: arquitectos Heriberto Allende, Fernando Diez, Guillermo Gutiérrez Ruzo, Daniel Kozak y Javier Pisano, con la coordinación general de Margarita Charrière y Fabián de la Fuente, la coordinación técnica de Lorena Vecslir y Pedro Linares, y la contribución especial sobre aspectos específicos de Luis Baer, Javier Fernández Castro, Nani Arias y Cristina Fernández.

Sobre esa base se consideró, título por título, la versión 9.0 del proyecto de CU del GCBA.

La Arq. Charrière explicó que, debido a que las diferentes versiones del CU publicadas por el GCBA, se ha venido trabajando y aportando reflexiones, primero con un informe presentado en marzo de este año y ahora con este trabajo, en el que se ha profundizado el análisis, ampliando tanto el objeto como la información y la consulta en el medio profesional.

En el documento elaborado, no obstante las consideraciones generales (desarrolladas especialmente en el análisis del Título 1 respecto a la desactualización del Plan Urbano Ambiental - PUA), la ausencia de un Modelo Territorial expresado gráficamente, y la fragilidad que en general presenta actualmente todo el sistema de planeamiento, que “debilita” la propuesta del CU desde sus fuentes, y la proporción de áreas no estudiadas en el proyecto del GCBA, el equipo de trabajo optó por elaborar un documento crítico y propositivo.

Heriberto Allende hizo hincapié en cuatro temas básicos sobre los que se hacen comentarios en el informe: el carácter del CU como instrumento que depende de todas las políticas y acciones de planeamiento; la fragilidad que tiene actualmente este sistema en la Ciudad de Buenos Aires (citando la desactualización del PUA y los esfuerzos desarticulados de las dos iniciativas de planeamiento estratégico); las debilidades de los actuales sistemas de participación y comunicación; con el “agregado” relativo a la ausencia de una política integral de tierras, incluido el destino del suelo público. 

Javier Pisano formuló algunas consideraciones respecto del Título 3, y la voluntad de pasar de un zonning funcional a una normativa de “mixtura de usos”, variando su intensidad en función de “unidades de sustentabilidad” definidas por las alturas más que por un reconocimiento detallado de los contextos locales, las morfologías, usos y tejidos existentes. 

Cambios de R2b1 a Unidad de Sustentabilidad de Altura Media. Fuente: Aportes a la formulación del Código Urbanístico | CPAU.

Fernando Diez sentó las observaciones al Título 4 y 5 del CU, en la idea de que el espacio público es el elemento central de la calidad ambiental de una ciudad y que los aspectos vinculados (cultural, paisajístico, ambiental, vial, etc.) deben considerarse en forma conjunta. El viario solo analizado en función de su capacidad de canalización de tráfico, y el acento sobre los corredores radiales, en lugar de aquellos anulares que transformarían el sistema de árbol en red, son algunas de las cuestiones que se apuntan en el informe como ausentes en el CU pero mencionadas en el PUA, y que se suman a las observaciones específicas a los métodos o disposiciones que sí están incluidos. 

Guillermo Gutiérrez Ruzo y Daniel Kozak hicieron referencia a las normas propuestas para los tejidos, corredores y unidades de sustentabilidad (Título 6), destacando algunas inconsistencias entre los objetivos de homogeneización o atenuación de las disrupciones morfológicas producidas por los códigos anteriores, y lo que efectivamente se propone en la normativa; la tensión entre la voluntad de generar un código particularizado, que se adapta a la ciudad existente, y un código de “fácil lectura para los vecinos” que establece cinco alturas máximas para todo el tejido urbano. Estas consideraciones suscitaron el debate acerca del innecesario aumento de la edificabilidad en distritos que, como el R2b, generaron una escala “amigable” de proyectos y de negocio inmobiliario de indudable interés.

Superposición de los Distritos del CPU con el Mapa de Edificabilidades y Usos (Versión 9). Fuente: Aportes a la reformulación del Código Urbanístico | CPAU.Asimismo, se hizo mención al Título 7 (garantías del hábitat) y la necesaria compatibilización de los objetivos de compromiso ambiental entre el CU, el Código de Edificación y el Código Ambiental, cuya fragmentación en diferentes estructuras y áreas de Gobierno dificulta la aplicación de los principios transversales que hacen a una visión integral del modelo y la gestión territorial.

En el Título 8, Javier Fernández destacó la incorporación de una temática antes soslayada como es la reurbanización e integración socio-urbana en villas y asentamientos, aunque se reclamó la identificación en el plano de las áreas afectadas por las regulaciones propuestas; la consideración de otras formas de hábitat precario (casas o fábricas tomadas, hoteles-pensiones, conjuntos habitacionales, etc.); así como la necesidad de incluir el hábitat de interés social en las operaciones o áreas de desarrollo de envergadura (por ej., Ex AU3), y la afectación de fondos específicos para promover la promoción o rehabilitación del hábitat social. 

Respecto de la protección patrimonial, objeto del Título 9, se parte de una voluntad política explícita de no incorporar amplias áreas al tratamiento en el nuevo código, como los Distritos Urbanizaciones Determinadas (U), Arquitectura Especial (AE), Áreas de Protección Histórica (APH), cuando la Ley 2930 dice específicamente que deben ser considerados en su conjunto. No obstante, la consulta a Cristina Fernández y Nani Arias Incollá (consejeras del CPAU), ha permitido formular observaciones sobre la legislación actual, y los temas no resueltos como la Ley Anchorena, conclusión del catálogo, etc.

Por último, el Título 10 relativo a los instrumentos y programas de gestión urbanística, que fue abordado por el arquitecto Luis Baer, quien comentó que su tratamiento demandó un extenso debate acerca del desarrollo dispar de los instrumentos presentes, muy detallado en el caso de la capacidad constructiva transferible, pero en casi todo el resto muy limitado y desprovisto de precisiones, alcances y pautas de implementación. Se insistió sobre la necesidad de una política integral de tierras y un diálogo entre instrumentos hacia una visión integral y complementaria en la regulación del mercado de suelo. Se discutió acerca de los instrumentos de recupero de valorización que lamentablemente en la versión analizada ya no están presentes.

En el cierre de la reunión se agradecieron los aportes realizados por los numerosos profesionales intervinientes en este tema y se destacó como un aspecto muy valioso el debate generado a partir de la propuesta del CU y el renovado interés por reflexionar y revisar todas las cuestiones atinentes al sistema de planeamiento vigente; así como la voluntad de las entidades de participar activamente en este proceso.  


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