Un disco | María de Buenos Aires, de Piazzolla y Ferrer
Hugo Azulay
La música de Astor Piazzola es sinónimo de Música Urbana, no solamente en Argentina. No es casual que muchas películas ambientadas en ciudades tengan la música de Piazzola. Basta un ejemplo: “El último tango en París” de Bernardo Bertolucci.
Aunque Piazzola fue más reconocido en el extranjero que en su propio país, sus temas emblemáticos se refieren a Buenos Aires, como por ejemplo “Las cuatro estaciones porteñas”. Sin embargo su pasión por Buenos Aires se consolida con las creaciones que hace junto a Horacio Ferrer, de la cual, en mi opinión, María de Buenos Aires es la obra cumbre.
En palabras de Horacio Ferrer: “desde un principio, sentimos a María de Buenos Aires como un instintivo tributo de ambos a la ciudad. La ciudad que es nuestra atmósfera natural en el arte o fuera de él. Y la ciudad de un modo integral: con todo aquello que a la vez, tiene de antiguo y de nuevo. De europeo y de americano. De permanente y de transitorio.”
Recuerdo el estreno de María de Buenos Aires en el Auditorio Kraft de la calle Florida, a fines de la década del 60 y la gran repercusión que tuvo en el reducido círculo de los admiradores de Piazzola. Este acotado éxito se generalizó poco tiempo después a un público más amplio con Balada para un Loco, que… no por casualidad habla de “las callecitas de Buenos Aires”.
En torno a María de Buenos Aires pueden convivir un payador y un Beatle; un analista y un muchacho de barrio; la balaustrada y el andamio tubular; el valsecito serenatero dulcemente pasado de moda y la forma rítmica que recoge el hervor de la música actual de Buenos Aires.
Tres décadas después de su estreno persiste el interés por esta obra con un nuevo registro discográfico con la participación de artistas internacionales de reconocido prestigio.