Entrevista | Virginia San Martín

miércoles, 24 de abril de 2019  |   

Involucrado en el proceso de aprobación de los nuevos códigos, el Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo conformó dos equipos de trabajo, destinados a analizar, discutir y solicitar modificaciones en los proyectos de ley. Entrevistamos a un representante de cada equipo para contarnos la experiencia: Arq. Fabián de la Fuente, del equipo para Código Urbanísitico, y Arq. Virginia San Martín, del equipo para Código de Edificación.


“Hasta que no esté la reglamentación de los códigos no podemos empezar a trabajar”

Virginia San Martín, quien formó parte del grupo que profundizó sobre el Código de Edificación, analiza la nueva normativa. Nos cuenta su mirada del proceso y qué espera de la aplicación de la nueva legislación.

Entrevista por: Gerardo Cadierno

P.- ¿Cómo cree que será el futuro ahora que tenemos código nuevo?

R.- Este será un año complejo, de transición, en el que nos tendremos que acostumbrar a tener otra mirada. Es como si tuviéramos que hacer los mismos edificios de siempre pero tratando de entender qué nos están pidiendo. Porque si a partir de ahora los patios son distintos y las fachadas son distintas resultará en que todo el edificio sea distinto.
Además, el Código de Edificación anterior era de 1944. Esto significa que teníamos incorporada una cantidad de conceptos que ya no tenemos: si nos pedían una cocina, no la buscábamos porque ya sabíamos de qué estábamos hablando. Ahora cualquier palabra la vamos a tener que buscar en el código para ver cómo aplica y cómo impacta. Lo que significa que, en vez de ser un proceso dinámico, nos va frenando. Más si tenemos en cuenta que todavía no pudimos siquiera arrancar en este proceso.
Por eso este será, primero, un año de estudio y luego, de presentaciones para ver qué pasa y cómo interpretan lo que presentamos. De lo anterior, ya conocíamos qué quería decir en realidad cada palabra y cómo se interpretaba, lo cual generaba una especie de inconsciente colectivo que nos permitía trabajar.
Igualmente, hasta que no esté la reglamentación de los códigos no podemos empezar a trabajar.

P.- ¿Qué novedades presenta este código respecto del anterior?

R.- Conceptualmente, este nuevo funciona por objetivos. Postula, por ejemplo, que una vereda debe ser antideslizante pero los materiales y el resto de la información relacionada estarán en los reglamentos técnicos para que se pueda adaptar más rápidamente y acompañe a las nuevas tecnologías.
Con respecto a los incendios, los medios de salida permanecen casi en la misma sintonía respecto del código anterior, lo cual es importante para facilitar las evacuaciones, en especial en los edificios grandes. Hubo modificaciones en los cuadros de incendio que antes figuraban y aún no se sabe si se incorporarán en la reglamentación.
Un punto interesante es que si un profesional decide poner más protecciones que las previstas en la ley de Seguridad e Higiene o usarlas en espacios y superficies donde no es obligatorio, permite apelar a normas internacionales para hacer los cálculos necesarios. Es decir, no restringe el uso de normas extranjeras que superen las nuestras.

P.- ¿Cuáles fueron los aportes del CPAU que se tomaron en cuenta y cuáles no?

R.- En el CPAU trabajamos más de un año un grupo de 12 a 15 arquitectos reuniéndonos y preparando documentos que eran elevados al Gobierno de la Ciudad pero lo que faltó fue diálogo y armado de mesas de trabajo, que hubieran enriquecido todo este proceso, generando una sinergia que nos habría permitido aprender y comprender mejor.
Creo que algunas de las propuestas se tomaron pero amalgamadas con otras. Incluso elaboramos un documento de misión y visión donde buscábamos definir el “espíritu” del código porque consideramos que teniendo en claro esto, todo lo demás debía alinearse y reflejarse en esas definiciones. Así no se mezclaba con el Urbanismo que está por encima, ni con Habilitaciones que está por debajo.
Nuestros aportes fueron tenidos en cuenta pero en forma interlineada, nos hubiese gustado que existiera la posibilidad del diálogo y el debate. Luego, en la Legislatura presentamos documentos y expusimos.
Un tema que nos preocupa es que no están desarrollados los usos de sanidad, por lo cual no hay, por ejemplo, cómo resolver una clínica. Esto quizás salga en un reglamento técnico, pero cuando nos llaman para habilitar, muchas veces se torna dificultoso porque hay falencias técnicas o errores de construcción. Esto se debe a que todas las gestiones se hacen por separado y muchas veces los rubros de la ciudad no coinciden con la reglamentación del Ministerio de Salud y, entonces, éste no habilita.
Hoy estamos con Código Urbanístico nuevo, con Código de Edificación nuevo, la Legislatura trabaja en un nuevo Código de Habilitaciones y no sólo nos falta aprender cómo aplicarlos sino que les falta su concatenación. Es decir, generar los mecanismos para que una persona que quiera desarrollar un jardín de infantes o un emprendimiento pueda hacerlo sin inconvenientes.
Esperemos que los reglamentos nos ayuden a completar la información.

P.- ¿Qué opina de la actuación del CPAU en este proceso?

R.- Un logro destacable del Consejo fue haber logrado que el Subsecretario de Registros, Interpretación y Catastro, Rodrigo Cruz, venga al Consejo a responder las dudas y consultas de carácter técnico de los colegas acerca de los códigos de Planeamiento y de Edificación. Ahora estos códigos ya son ley y son el material con el que tenemos que trabajar. Si algo no nos gusta deberemos ir a la Legislatura a proponer cambios. Mientras tanto, trabajamos con lo que está escrito y si aparece algo que no lo está, habrá que ver cómo se lo interpreta.
Si bien el subsecretario adelantó que este mes (febrero) sale la reglamentación técnica, tampoco sabemos si hablamos de un trabajo de 50 páginas o de 500, en algún momento circuló un borrador de más de 300 páginas. Pero más allá del tamaño del documento, hay que sentarse a estudiarlo y entenderlo para luego empezar a trabajar con ese nuevo material.
Una de las propuestas que presentamos en el Consejo es que las cosas nuevas, distintas, que no se hicieron antes y que se aprueban con el nuevo código vayan a formar parte de una suerte de archivo de “jurisprudencia” que sirva de back up para todos los colegas. De esa manera, al quedar precedentes asentados y accesibles podremos trabajar mejor y sin depender tanto del esfuerzo individual sino con mayor comunicación para resolver los problemas que nos plantea el ejercicio de la profesión.
Este trabajo es muy importante sobre todo en una ciudad muy consolidada como Buenos Aires, en la que habrá que tomar muchas decisiones particulares. No es que se empieza a construir de cero sino que al lado de un edificio habrá que ver qué y cómo se puede construir.

P.- ¿Qué cree que le falta al código?

R.- Falta coordinación entre los códigos Urbanísticos y de Edificación. Les falta un nexo. A modo de ejemplo, hay una discrepancia entre los patios de uno y de otro. En el de Edificación no tendrían que estar los patios y en el Urbanístico se permite hacer patios de cualquier medida, más que nada para ventilar más allá de la ventilación obligatoria. Para que lograr que el aire circule, sin embargo, en el de Edificación no se permiten patios menores a 36 m². Esta contradicción, y una norma cuyo porqué no se entiende (porque todo patio siempre es beneficioso), en dos códigos nuevos y casi simultáneos, hará que alguien deba intervenir para interpretarlo.
Entonces, una de las cuestiones que nos preocupan es que los nuevos códigos deberían empatarse porque los rubros de uno no se reflejan de forma perfecta en el otro, porque ya no tenemos ese problema de tener un Código de Edificación de 1944 conviviendo en 2017 con uno de urbanismo de 1977. Esperemos que los reglamentos técnicos salden estas contradicciones.

P.- ¿Hay algún mecanismo de solución de controversias y de actualización previsto en los códigos?

R.- Hoy en el Código de Edificación no hay nada. Suponemos que las modificaciones se harán en los reglamentos, porque al no pasar por la Legislatura se prevé que podrán mutar con mayor facilidad y simpleza.
Lo ideal hubiera sido que ambos códigos salgan a la vez y que los reglamentos hubieran llegado al CPAU para poder debatirlos desde nuestro lugar profesional y aportar técnicamente. Estamos esperando, no sólo nosotros sino toda la cadena de valor de la construcción.
Igualmente sostenemos que el código había que cambiarlo, no se podía persistir con uno de 1944. Ahora entramos en un proceso incierto y que es necesario transitar junto con el estado porteño, cuyos funcionarios deberán estudiar a la par nuestra y que deberán pensar cada propuesta que hagamos de planos, porque una cosa es conocer la palabra escrita y otra el ejercicio profesional. Ahora, cada vez que haya un cambio de uso, una remodelación, aparecerán las dudas sobre qué hacer y será necesario ponerse a pensar.
Cuando empezamos a ejercitar aparecen las dudas, ahí es necesario pensar y ese proceso llevará un tiempo.

P.- ¿Cómo impactará en el trabajo del arquitecto?

R.- Hay un desfasaje desde el 2 de enero en que se aprobó el Código de Edificación y hoy en que aún no están sus reglamentos técnicos; por lo cual, por ejemplo, no sabe cuántos ascensores lleva un edificio. Es decir, no solo no podemos presentar un proyecto sino que la Ciudad tampoco puede aprobar y corregir. Estos dos primeros meses del año estuvimos literalmente paralizados, sin poder trabajar.
En nuestro estudio tenemos muchos instructivos, check lists y cuadros con los que trabajamos que ya no sirven más. Tenemos que volver a hacer todo, adaptándolo al nuevo código, por lo cual estimo que 2019 será un año para repensar todo. Será un año de estudio y aprendizaje para todos: arquitectos y Gobierno de la Ciudad.
Otro cambio que consideramos beneficioso es que ahora los proyectos a escala micro los puede firmar un solo profesional a cargo de Proyecto y Dirección. Esto representa un gran alivio pues hasta ahora eran necesarios cinco o seis firmas para ampliar un dormitorio.
A diferencia del código anterior, este distingue quiénes firman los planos y qué responsabilidades tienen. Aparece la figura del gerenciador y la empresa constructora también debe firmar. Y también ahora, al finalizar una obra, el profesional debe entregar un manual técnico para que no queden cosas inciertas. Esto dividirá mucho más las responsabilidades y habrá que ver cómo funciona. 


Equipo de trabajo del Código de Edificación  
Virginia San Martín, Javier Pisano, Carlos del Franco, Cristina Fernández, Augusto Penedo, Magdalena Eggers, María Hojman, Guillermo Cafferata, Raúl Barreneche, Silvia Forte, Mario Boscoboinik, Laura Tonelli, Raúl Navas, Andrés Schwarz y Fabio Estray.