Dos profesiones, una especialización | Entrevista a Gustavo Benzi

Victoria Aranda

jueves, 12 de diciembre de 2019  |   

Experto en planes de evacuación y prevención de incendios, Gustavo Benzi es arquitecto y ex jefe de Bomberos de la Ciudad. En la entrevista revela cómo conjugó —y sigue conjugando— las dos profesiones y explica por qué las especializaciones son el futuro de la carrera.


¿Cómo logró compatibilizar dos profesiones en apariencias tan disímiles como son la de bombero y la de arquitecto?

Yo quise ser bombero de chico y de grande, arquitecto. Gracias a Dios, pude ser las dos cosas. Primero, siguiendo los ideales de mi juventud y con la idea de hacer algo por el otro, fui bombero, después de cursar en la Policía Federal (hoy depende del Gobierno de la Ciudad). Y luego me dediqué a estudiar para ser arquitecto, que es otra profesión humanista ya que tiene que ver con el hábitat: cómo y dónde vive la gente. Así es como llevo 40 años de bombero —aunque ya me retiré—, y 30 de arquitecto.

¿Qué le aportó su experiencia de bombero a la arquitectura?

Cuando fui a apagar incendios me di cuenta todo lo que podía hacer para prevenirlos desde la arquitectura y entonces fue cuando, justamente, me especialicé en prevención de incendios, que implica desde la prevención a partir de la construcción y el asesoramiento en proyectos hasta los planes de evacuación. También participé en alguna edición anterior a la actual del Código de Edificación de CABA.

¿Y cómo fue ejercer las dos profesiones?

Ascendí hasta alcanzar la jefatura del cuerpo de bomberos, ya que, en principio, estaba más abocado a eso. Después de dos años como jefe, me retiré y fue cuando me empecé a dedicar más a la arquitectura, capitalizando mi experiencia anterior como bombero. Creo que la arquitectura es una carrera que tiende a eso: a las especializaciones. Y no sólo a ésta; también hay especializaciones como la gestoría, la normativa, la certificación energética… Especializaciones técnicas en cada una de las instalaciones de un edificio: eléctricas, termomecánicas, sanitarias… La arquitectura no es sólo proyecto y dirección de obras, también hay otras incumbencias. Los arquitectos se tienen que dar cuenta de que hay otras vetas de especialización, y buscarlas. Pero lo cierto es que nunca dejé de ser bombero. El ser solidario se lleva adentro y no me abandona nunca.

¿Hubo algún siniestro o episodio específico o puntual que haya ratificado su vocación de arquitecto?

En los que me tocó participar, pude comprobar las deficiencias edilicias y la falta de conocimiento o conciencia del incendio en general. Hechos importantes hubo muchos, y a veces hechos que no tomaron magnitud periodística, pero que denotaron falencias constructivas y o actitudes de las personas que vivían o trabajaban en esos lugares. En este momento, recuerdo el incendio en el piso 15 de la Galería Jardín, íntegro, con propagación al piso 16, y gracias a la rápida acción de extinción, pudimos controlarlo sin víctimas. Ahí pude entender lo importante de la «preparación física y emocional de un bombero». Otro hecho importante ocurrió hace dos años: el incendio en la torre de viviendas de la avenida Scalabrini Ortiz y Santa Fe. En ese caso, el fuego se generó en el subsuelo, pero el humo se desplazó por toda la torre, sobre todo por los pisos superiores. Y, como decimos habitualmente: el humo es más letal que el fuego. En esa oportunidad, el reconocimiento de los vecinos para con sus bomberos fue impagable; de hecho, nos aplaudían en la calle.  Pero sin lugar a dudas, lo más me conmocionó fue el incendio del depósito de la firma Iron Mountain por la pérdida de compañeros de trabajo. Ahí se conjugó esfuerzo, trabajo y mucha tristeza.

Con respecto a su especialización, ¿hay diferencias entre obras residenciales y comerciales e industriales? 

La diferencia fundamental a nivel de seguridad contra incendio se da en la clasificación del riesgo, que está conformado por la actividad que se desarrolla en el lugar o el uso, el tipo de sustancias o mercaderías que se manipulan o almacenan, las características físicas y ambientales del emplazamiento, y lo más importante: las personas que trabajan o viven en el lugar, a quienes debemos garantizar sus salidas. Esos recaudos hay que tomarlos previamente a la construcción en edificios nuevos y, en el caso de edificios ya existentes, realizar una adecuación con el mismo fin. Ahora bien: el edificio comienza a funcionar y a las personas hay que educarlas y ordenarlas para que sepan cómo actuar ante una emergencia, es ahí donde toma un rol importantísimo el plan de autoprotección.

¿Cómo prepara la universidad para esa tendencia hacia la especialización de los arquitectos que usted mencionó anteriormente? 

En mi caso, yo hice cursos de posgrado. La facultad nos prepara para diseñar, pero después hay un camino que recorrer. Hay que ser inquieto y buscar posibilidades. En relación a mi especialización, yo mismo doy un curso en el CPAU. 

¿Hay algún otro caso dentro de arquitectos que se desempeñen dentro del cuerpo de bomberos?

En Bomberos trabajan como ocho o diez arquitectos. Y también en otras reparticiones públicas. 

Suponemos que el perfil de su estudio tiene que ver con su especialización, ¿verdad?

Sí. En general, los que me llaman lo hacen para que los asesore sobre el tema de los incendios. De hecho, mis tarjetas, donde consta que nos especializamos en seguridad contra incendios y evacuación de edificios, están escritas en rojo a propósito. 

¿En qué consiste el curso que da aquí mismo, en el CPAU?

Es un curso que damos desde hace aproximadamente tres años. Son 12,5 horas, con no más de 25 personas, ya que yo quiero que sea personalizado. Estamos tratando de lograr que sea un curso que tenga el aval de Defensa Civil para que arquitectos puedan presentar planes de evacuación. En un futuro, lo queremos llevar a más 24 horas para que incluya más temas, como la autoprotección, con programas específicos de realidad virtual.

¿Y qué puede decir acerca de los cursos de posgrado que usted tomó?

El último que hice fue sobre la certificación energética, que va a dar mucho trabajo. Así como los aires acondicionados y las heladeras tienen un etiquetado que habla de su consumo, las casas y edificios también van a tenerlas. Es una especialización que tiene que ver con lo que se viene, que es la sustentabilidad y la eficiencia energética. Y ahí se abren nuevas oportunidades.

¿Qué sucede en el resto del mundo y qué experiencias hay aquí en la Argentina con respecto a la sustentabilidad?

La sustentabilidad es el futuro, es un cambio cultural que todos debemos asumir. Creo que a nivel educativo se debe profundizar en el equilibrio ecológico y lo que trae aparejado no cuidarlo. Como te manifesté antes, tenemos que construir de una manera sustentable, entre otras cosas, eligiendo los materiales más apropiados y haciendo un uso racional y eficiente de las instalaciones y la energía. Es muy costoso producir energía aquí y en todo el mundo. Por eso la tendencia mundial es racionalizar el uso de la misma en industrias y viviendas. En las viviendas, la Subsecretaría de Energías Renovables, dependiente de la Secretaria de Energía de la Nación, lanzó el Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas, donde los profesionales de la construcción pueden realizar el curso de «Certificador Energético». A futuro, todas las viviendas necesitarán ser etiquetadas y mejorar su eficiencia, lo cual traerá aparejado un menor costo en los servicios de luz, gas y más adelante agua, y la vivienda se revaluará en cuanto a su valor inmobiliario. Esto traerá aparejado un nuevo aspecto o incumbencia profesional para los arquitectos, más allá de la certificación LEED, que es toda una especialización en sí misma, ya que una vivienda puede ser o tener un grado de eficiencia razonable y no certificar.