Tecnología y sostenibilidad
Carlos H. Levinton
La sostenibilidad enfocada en un modelo de resistencia e inclusión social está destinada a dar una solución autogestiva y progresiva para la reparación de ecosistemas naturales y sociales del hábitat: los nuevos clusters de innovaciones y saberes para la producción colectiva del hábitat actual.
Mis principales preocupaciones en torno a las cuestiones de la arquitectura han girado en torno a problemas socio-ambientales, vinculados al hábitat. Esto motivó que en 1986 se fundara, con apoyo de la Directora de la Secretaría de Investigación de la FADU-UBA, la arquitecta Odilia Suárez, el Centro Experimental de la Producción (CEP) de la FADU. Así, este centro nace como una incubadora de emprendimientos productivos tecnológicos y fábrica de innovaciones orientadas a dar solución a problemas derivados de desastres ambientales, la marginalidad social y el desempleo.
Es imposible abordar esta meta sin contar con recursos tecnológicos para la autoconstrucción, de modo que inicialmente se apoyó la actividad en el sistema MP-MT. Frente a las inundaciones del río Quinto en la Provincia de Buenos Aires, el CEP en 1986 convoca a cinco intendentes de esa región para reconstruir las viviendas dañadas en tiempo mínimo y mediante la integración de los pobladores y personal desocupado en las tareas de fabricar y construir.
Se capacitaron brigadas de cada municipio en el CEP durante un mes, mediante la fabricación de una casa que se llevaba a cada municipio junto con las maquinarias, diseñadas también en el CEP. Se reprodujo el modelo y se instaló en cada municipio una pequeña fábrica de MT-MP. El sistema MP-MT (ver premio IAS-SCA 1991) permitía que una casa se montara en un día en paneles y techo, que luego se rellenaría de hormigón y se revocaría junto a los vecinos (ver Barrio Martillo en Mar del Plata y Villegas-Pehuajó). La complejidad de hacer un hormigón armado era sustituida por la armadura, que se pre-armaba dentro de los paneles MP en taller. Se facilitaba popularizar el hormigón armado, eliminando las variables de complejidad en obra y los riesgos consecuentes. Se construyeron cientos de viviendas a costos en un 50% debajo de los costos de licitaciones en tiempos mínimos. Se generaron empleos, se complejizaron y ampliaron las funciones de municipios y se facilitó la cooperación inter municipios de diversas tendencias políticas. Dentro del CEP-FADU se instaló una “fabrica experimental de sistemas constructivos”, que unieron a pobladores del interior, investigadores, alumnos, pasantes, diseñadores industriales, cartoneros, etc.
La crisis del 2001 generó demandas de otro tipo en el CEP. Para hacer aportes a esta demanda, se desarrollan los hornos a briquetas en la villa de Mataderos, una fábrica piloto con pobladores desocupados para producir los componentes de los hornos. A la vez se instalaba con ARCA una ONG, el Museo del Reciclado en Palermo, con todas las tecnologías que permitían reciclar y reutilizar residuos en los llamados eco-productos. Miles de estudiantes y docentes del país, pobladores y cartoneros, se convocaban para aprender las diversas técnicas de trasformación de residuos.
Esto dio lugar a instalar el concepto de Eco Centros, destinados a difundir, ilustrar y trasferir las tecnologías en cada región con problemas específicos. Así, en Guernica en 1998 se instaló el Eco Centro MAPU, con la primera eco casa autosuficiente, y que recibió el premio Fondo de las Américas de EEUU. También un programa de reparación de ecosistemas del conurbano con la posibilidad de recrear flora, vegetación, biología original, etc.
Otro Eco Centro se emplazó en Haití en 2012, con motivo del terremoto donde murieron 200.000 personas y se destruyeron todas las viviendas (ver imagen 1). El CEP, junto a los pobladores, construyeron un refugio modelo montado en cuatro días, basado en una estructura geodésica de caños de 1,5”, punta aplastada y muros de neumáticos residuales atados entre sí, rellenos con restos de las construcciones derruidas. Los muros se cubrieron con huerta para evitar el contacto de los cultivos con la tierra contaminada. Esta solución fue experimentada y probada en la Universidad de Kennedy y en diversas regiones del país.
En 2015 se desarrolló otro Eco Centro en Coronel Vidal, llamado Quinta Esencia, donde se focaliza en un programa llamado “anti soja”, para mostrar que un esquema de diversificación agrícola podía generar más empleos que la soja, además de una rentabilidad similar. Allí, junto con la Fundación Amartya, el Eco Centro se insertó con múltiples innovaciones, construyendo con pallets rellenos de tierra y paja, techos verdes, biodigestores para trasformar líquidos servidos en fertilizantes, colectores solares para producir agua caliente, acumulación de agua de lluvia y su purificación, usinas de calor para cocción, calefacción, potabilización, invernaderos para producción de alimentos, etc.
El Eco Centro llamado la Ruca Tecnológica, se emplaza en Río Negro, Municipio de Jacobacci, y surge luego de la erupción del volcán Puyehue de Chile. Las cenizas del volcán se derramaron por la Patagonia afectando gravemente a las comunidades mapuches y produciendo la muerte de 800.000 ovejas. Allí viajó el equipo CEP integrado por los profesionales Tartaglia, Breyter y Sutelman, y quien escribe estas líneas como Director del CEP, para montar un programa de Eco Centro destinado a demostrar aplicaciones de la ceniza del volcán, de tal modo que todo el pueblo incluyera su recolección y lo aplicara como material de construcción. Así se concretó Ruca Tecnológica, destinada a población mapuche, participando más de 10.000 personas del pueblo durante 57 días en las diversas tareas de reconstrucción (ver imagen 2). Los desarrollos de eco materiales y tecnologías fueron premiados por Naciones Unidas en Dubai 2012, como una de las mejores 100 prácticas sociales del mundo.
En los últimos años se desarrollan en el CEP múltiples soluciones de sistemas de construcción como el CALE y diversos materiales de mínima composición de energía para reducir al mínimo el impacto en CO2, mejorar las condiciones de aislamiento y propiciar el reemplazo de fuentes contaminantes eléctricas, de carbón y gas, por otras alternativas como biodigestores y usina de calor a briquetas. También se desarrollan innovaciones en aislantes térmicos reutilizando el “chipeado” de ramas de árboles y celulosas de residuos, para que fabriquen las cooperativas como la de Luján y escuelas de Zárate.
Para ello se desarrolla un nuevo concepto llamado el módulo del milenio, que se concibe como una caja de 2 m x 2 m x 3 m de alto, que contiene todas las funciones complejas de la vivienda (cocinar, lavar, sanitarias, etc.) incluyendo la producción de energía, el reciclado de los residuos y el aislamiento para evitar la pérdida de energía. El primer prototipo se construyó en la Universidad Kennedy y el segundo en la escuela de autogestión social Creciendo Juntos, de Moreno (ver imagen 3).
La introducción de innovaciones dentro de escuelas facilita su popularización entre los padres de los chicos y los vecinos. El módulo del milenio permitiría que la primera etapa de auto-construcción (constructores individuales o cooperativas) puedan contar con el factor de mayor complejidad, el “motor” de la casa, certificado e industrializado en pymes y cooperativas. En la escuela de Moreno localizamos un taller de reciclado de plásticos similar al montado en la cooperativa Ceibo de Palermo y Cooperativa Nueva Mente de Morón. Así, el hecho de reducir los plásticos derivó en encontrar aplicaciones en nuevos problemas, cuya solución productiva se trasfirió a cooperativas de cartoneros que diversificaron sus actividades de clasificación hacia producción y empleos verdes, completando el ciclo productivo y apropiándose del valor del proceso.
A partir del 2016, el CEP desarrolla un nuevo concepto llamado banco rotatorio de máquinas de reciclado, que plantea la trasferencia de máquinas hacia cooperativas que actúan como replicadoras del programa del CEP, multiplicando la formación de formadores. En consecuencia, la cooperativa de Morón instala un Museo de la Basura y un centro de capacitación de cartoneros.
En épocas de crisis y cambio intempestivo se requieren de modelos de desarrollo local que faciliten la sostenibilidad del colectivo social, para poner a funcionar nuevos mecanismos alternativos al “mercado”, con consecuencias de mayor equidad. La producción del hábitat de los sectores más excluidos debe contar con metodologías alternativas. Así se desarrollaron bancos de eco materiales mediante el reciclado de residuos, para constituir recursos no apropiados ni inflacionados por las grandes corporaciones del aluminio, del acero, cemento, etc. Estos recursos reducen en gran proporción el gasto de energía y la huella de carbono en la fabricación de materiales clásicos. La fabricación de materiales y la habitabilidad de las construcciones representan más del 35% gasto energético total en el planeta, tomando en cuenta lo que pasará en menos de 25 años con un planeta urbanizado al 100%.
La propiedad de los medios productivos es otro tema crucial en el contexto del poder actual. Se trata de facilitar la posesión de nuevos medios de producción a los sectores excluidos, generando procesos de capacitación veloces, y producir nuevas alianzas inter clases para dinamizar el desarrollo local, mejorar los espacios públicos y reintegrar a los jóvenes, reduciendo la violencia y exclusión.
Ante el desafío que supone la duplicación de la población mundial en pocos años, el incremento de la urbanización, el crecimientos de los conflictos derivados del cambio climático, de la inequidad en la distribución de la riqueza social, ello nos conduce a la necesidad de innovar en todos los niveles y de contar con recursos de CyT popularizados para equipar la construcción del hábitat alrededor de las ciudades, con metodologías reparadoras de los ecosistemas naturales, sociales y participativas, que redefinan la producción y el concepto de ciudad.
En última instancia, si el poder hoy es el conocimiento que se está concentrando en los clusters como Silicon Valley, ha llegado el momento de desarrollar clusters sociales de un nuevo saber, capaces de reparar los daños en los ecosistemas y preparar un nuevo hábitat urbano en condiciones dignas; el futuro es posible si se diseña.