El agua ha sido históricamente uno de los recursos naturales más importantes para el desarrollo de la civilización. Su consumo para la vida diaria, su utilización para la producción agrícola y ganadera, su explotación como recurso de generación energética, su función como vía de comunicación e incluso su profundo impacto cultural, han sido importantes variables que en innumerables casos han forjado el nacimiento y progreso de diversas sociedades. Esto ha llevado a que muchísimas ciudades se hayan fundado a la vera de ríos, en las márgenes de lagos o en costas marinas, generando un profundo vínculo entre los sistemas hídricos y los asentamientos para la vida en comunidad.
Sin embargo, con el incremento sostenido del calentamiento global y la contundente migración de las poblaciones rurales a las ciudades, se han contrapuesto a las variables anteriores problemáticas crecientes tales como inundaciones por precipitaciones extremas, desbordes de cursos de agua por intervenciones inadecuadas sobre los cauces, contaminación por falta de manejo de efluentes, etc.
La infraestructura como oportunidad
En esta compleja situación entre problemáticas ambientales y procesos de expansión urbana horizontal sobre territorios naturales se encuentran casos paradigmáticos como el entubamiento del arroyo Maldonado comenzado en la década de 1920 en Buenos Aires, Argentina. Con el avance de la ciudad sobre el cauce de este arroyo aluvionar, que al desbordar su capacidad de conducción de agua produce en su cuenca un anegamiento, aparece una problemática concreta que indudablemente debía ser resuelta por un proyecto de infraestructura. Lo determinante en estos casos es que las infraestructuras han sido pensadas solo como remediación de las problemáticas urbanas en lugar de proyectarse como elementos de interfase entre la construcción de la ciudad como hecho antrópico y la gestión y preservación de los ecosistemas existentes.
Es habitual valorar la inserción de los grandes sistemas de infraestructuras en el paisaje, como los acueductos romanos o los diques en las zonas montañosas; esto se debe a que estos grandes sistemas han sido proyectados desde una visión estratégica del territorio y por tanto «ahora los vemos construidos, integrados en el medio, se nos presentan como extensiones naturales del mismo, parecen haber estado allí siempre y se nos hace difícil pensar en cuál era su situación previa» (Moneo, 2011).
La infraestructura en el territorio. Pont du Gard, Francia, 19 a.C.
En contraposición, en el caso del entubamiento del arroyo Madonado se puede apreciar que en ningún tramo del territorio se ha pensado en el paisaje de referencia del que formaba parte; es por ello que tal vez Jorge Luis Borges, cuando afirma que «Allá por el Maldonado, que hoy corre escondido y ciego» (1965), parece hacer referencia a la «ceguera» del proyecto frente a los altísimos valores paisajísticos y ecosistémicos de dicho arroyo. El simple valor funcional, estructural, económico o de buen proyecto ingenieril no asegura por sí solo una correcta adecuación de la infraestructura al medio ambiente donde se inserta o al futuro crecimiento urbano al cual deberá adaptarse. Según Oriol Bohigas en este punto «el diseñador tiene una contradicción difícil de resolver: trazar infraestructuras que de momento pueden ser claramente extraurbanas, sin identidad, pero que muy pronto, en la probable expansión de las ciudades, se convertirán automáticamente en ejes expresivos de un sistema urbano que todavía no se prevé» (Bohigas, 2011).
La infraestructura como catalizador urbano. Deriva Taller de Arquitectura. Córdoba, Argentina, 2015.
Además, la característica monofuncional de las infraestructuras conlleva a rápidos procesos de obsolescencia de las mismas. Es por ello que en casos como el entubamiento no solo aparecen deficiencias de carácter técnico sino que se suman problemáticas de carácter cultural y social. Los cauces del arroyo quieren retomar su curso y los desbordes no solo generan pérdidas materiales sino que develan la memoria del paisaje que alguna vez fue. Estos indicadores podrían definir a las infraestructuras como instrumentos para generar identidad y hacer que los cursos de agua vuelvan a ser partes activas de un ecosistema en equilibrio entre natural y artificial.
La evolución de las infraestructuras urbanas
Frente a estas situaciones de rápida obsolescencia de las infraestructuras dentro de los tejidos urbanos sería imprescindible indagar la posibilidad de hibridar arquitecturas públicas con infraestructuras como ensayo para generar la amalgama que estas últimas deberían construir con la ciudad. Si entendemos que la infraestructura siempre se relaciona a lo colectivo, a las problemáticas de grandes poblaciones, seremos capaces de detectar el potencial que tienen como herramienta para construir espacio público y para promover una visión a futuro para las nuevas generaciones.
El agua ha sido en la fundación de las ciudades un elemento convocante, vinculado a la vida, al ocio, a la comunicación. Es por ello que entender el rol de infraestructuras tales como el arroyo Maldonado dentro de los tejidos urbanos tiene que ver con una oportunidad de hibridar las condiciones ingenieriles de remediación de catástrofes con los proyectos urbanos de espacio públicos. Un ejemplo de esta hibridación programática es la obra UVA La Imaginación (Unidades de Vida Articulada), en Medellín, Colombia, del estudio Colectivo 720. Este proyecto consistió en desarrollar intervenciones en las inmediaciones de los tanques de almacenamiento de agua del acueducto municipal. Es importante destacar que «la estrategia principal fue abrir estos espacios sin afectar la operación del sistema de abastecimiento, a través de la reutilización de infraestructuras y aperturas para el disfrute público», lo que claramente promueve una simbiosis entre infraestructura y Arquitectura.
También es destacable comprender la capacidad que pueden tener los proyectos de infraestructuras en su simultaneidad de usos dependiendo de los ciclos de los ecosistemas naturales. Es así que el Parque Inundable de La Aguada, en Santiago de Chile, puede funcionar como remediador de los desbordes del Zanjón de La Aguada, el principal cauce colector de aguas de lluvias de la ciudad de Santiago, a la vez que funciona como uno de los grandes espacios públicos en los momentos que no tiene caudal de agua. Se puede destacar además la importancia del proyecto paisajístico como una infraestructura capaz de rescatar los valores de la flora y la fauna, no solo como elementos estéticos del paisaje sino como la posibilidad de restaurar los ecosistemas naturales.
Parque Inundable de La Aguada. Arq. Pablo Allard y José Rozas. Santiago de Chile. 2013-2017.
Infra.Tecturas: lo híbrido como soporte de la ciudad
Partiendo del estudio de las problemáticas ambientales globales y sus implicancias directas en el contexto local y del crecimiento desmedido de las ciudades, es clave plantear un nuevo enfoque sobre el rol de las infraestructuras urbanas en el tejido de las ciudades del siglo XXI. Es importante situar en estado de crisis el concepto de infraestructura como elemento oculto bajo la superficie, con escasos valores espaciales, para repensarlas como potenciales eventos urbanos de acceso público, y que además funcionen de manera sincronizada con los nuevos programas de índole pública que demanda la sociedad.
Teniendo en cuenta el desafío que comprende el manejo del agua, ya sea tanto como recurso natural o como amenaza debido al cambio climático, es necesario complementar los sistemas de infraestructuras hidráulicas con programas arquitectónicos que aseguren el acceso público a los recursos naturales. De esta manera, se busca repensar las infraestructuras como potenciales eventos urbanos que generen nuevos nodos de alto impacto, que no solo sean un soporte estructurante de la ciudad sino que además sean un soporte de espacio público para la vida en comunidad.
Bibliografía
Moneo, R. (2011). Infraestructura. En E. Torres (Ed.), Arquitecturas e Infraestructuras, pp. 25-28.
Borges, J. L. (1965). Un cuchillo en el norte. En Para las seis cuerdas. Buenos Aires: Emecé Editores.
Bohigas, O. (2011). Infraestructuras suburbiales. En E. Torres (Ed.), Arquitecturas e Infraestructuras, pp. 13-16.