Viviendas para diez mil familias | Entrevista a la Unión de Trabajadores de la Tierra
Sergio Lanzafame
La Unión de Trabajadores de la Tierra espera la aprobación de la ley que le permitirá construir nuevas colonias de productores. En el corto plazo, quieren sumar 650 casas para los predios en funcionamiento.
Los/as productores/as hortícolas son quienes producen verduras que consumen más de 14 millones de personas en el Gran Buenos Aires. Pero son también el gran olvido de las políticas públicas y las víctimas de la especulación en el uso de la tierra.
La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), gremio que representa a miles de productores/as, tiene como misión central no sólo que se les reconozca como uno de los nodos centrales para la alimentación de la población sino la mejora de sus condiciones de vida de manera sustancial, además de ofrecer a la población una alimentación más saludable y libre de agrotóxicos.
Entrevistado especialmente para esta edición de Revista NOTAS, Agustín Suárez —vocero de la UTT— cuenta que la inmensa mayoría de las familias del sector, que viven en la periferia del GBA, no cuenta con tierra propia y habita en condiciones de extrema precariedad. «La vivienda en el sector es una de las principales problemáticas: más del 95% de los productores vive en casillas de maderas. Viven peor que en cualquier villa de Buenos Aires. Como no tienen tierra propia y deben alquilar, y como el precio del alquiler sube constantemente, al igual que el valor de la tierra, llevan una vida bastante nómada al buscar permanentemente mejores condiciones. Además, los contratos de alquiler impiden la construcción de algo fijo arriba de la tierra. Eso los lleva a vivir en casillas de madera de rápido armado. Hablamos de cuatro palos y tablas para separarse del exterior. Son campos de entre siete y quince hectáreas que se alquilan entre tres o cuatro familias y en las que se comparten los baños», relata. La UTT contiene a alrededor de diez mil familias, solo una parte de la totalidad de productores/as que hay en el país, ubicadas fundamentalmente en los cinturones hortícolas del norte y del sur del conurbano y en las periferias de las grandes ciudades como Rosario o Córdoba. Con esta realidad, la entidad promovió en 2016 la Ley de Acceso a la Tierra con la idea de que los pequeños productores obtengan un crédito para que puedan acceder a su propia tierra y con eso mejorar las condiciones de vida, entre ellas la vivienda. Suárez señala que, como imaginaban, la propuesta quedó dormida en las cámaras de Senadores y Diputados entre 2016 y 2019. Pero en 2020 lograron un acuerdo político con la nueva administración y esperan que se apruebe a la brevedad. El proyecto impulsa la creación de un fondo fiduciario para el acceso al crédito que sirva para la construcción de «colonias agroecológicas» tanto en terrenos adquiridos como en terrenos fiscales que aporte el Estado. «La UTT actualmente tiene varias colonias agroecológicas funcionando. La más histórica es la de Jáuregui, que tiene ochenta hectáreas y donde viven cuarenta familias. Es el modelo que nosotros tenemos en cuenta para la propuesta de Ley de Acceso a Tierra», cuenta Suárez. Actualmente, las colonias de productores/as hortícolas funcionan en varias zonas del país a partir de acuerdos con municipios que otorgan permisos de uso de quince a veinte años a las cooperativas que trabajan en ellas. Es sobre esta plataforma que la UTT plantea su plan de construcción de viviendas. Casas, no casillas |
En la colonia de Tapalqué es donde seguramente se iniciará el plan piloto con seis o siete viviendas básicas de 50 a 60 m2, con la idea de replicar el modelo si tiene éxito. En el caso de Nación, el Ministerio de Hábitat trabaja para desarrollar un programa de viviendas para la UTT, aunque todavía no tienen definida la modalidad de construcción. La demora, en parte, tiene que ver con la espera de la sanción de la Ley de Acceso a la Tierra para avanzar luego en los planes de vivienda sobre una base más segura. «Planteamos que nuestras Colonias Ecológicas estén desarrolladas en forma integral por el Estado. Desde el tendido eléctrico, hasta las perforaciones, bombas y otros elementos de infraestructura que llevan mucho dinero y, por supuesto, un plan de viviendas para cada una de las familias que están produciendo alimentos sanos para toda la población», señala Suárez. El pedido al Ministerio de Hábitat, en función de las colonias previstas, es la construcción de unas 650 casas en distintos lugares de la Provincia de Buenos Aires, además de un planteo más general para el sector, sobre todo entendiendo que luego de que se apruebe la Ley de Acceso a la Tierra se va a impulsar la construcción de colonias. Entre otras propuestas, además, la UTT diseña con el ministerio de Obras Públicas un galpón multiusos para guardar maquinaria, la comercialización, el almacenamiento y donde pueda, también, funcionar una biofábrica. El aporte de la Arquitectura Además del diseño de las viviendas y la infraestructura, la UTT necesita planificar sus colonias, adaptar cada proyecto a cada tipo de tierra y a las necesidades de los grupos que allí van a trabajar. Otro lugar donde la necesidad de los profesionales de la Arquitectura es acuciante es en los terrenos que actualmente ocupan los/as horticultores/as. La UTT busca cómo mejorar las viviendas con materiales económicos. «Es todo un desafío porque por más que hagamos colonias y colonias, el sector va a seguir viviendo mal», sostiene Suárez. Mucho por hacer del lado de los/as arquitectos/as, además de esperar que este año la Ley los/as ampare Unión de Trabajadores de la Tierra Edición de la entrevista: Lorena Obiol |