Back up: hacia una historia superdigital
David Salomon
Hace poco se me rompió la laptop. Se me cayó en la nieve. Pero no entré en pánico. De inmediato recordé que hacía poco había hecho un back up y que la mayor parte del trabajo realizado en los últimos meses estaba en algún lugar de la nube. Realmente, ¿qué elementos no iba a poder recuperar o recrear con facilidad?
¿Qué elementos no iba a poder recuperar o recrear con facilidad? Parece una pregunta relevante. En particular, una pregunta relevante para una forma superdigital de la historia de la arquitectura. Si un tropo de la computación es que todo —cada pulsado de una tecla, cada cruce de calles, cada publicación de Instagram— se puede documentar, archivar y posteriormente consultar, se podría argumentar que toda acción es ahora una acción histórica.
Por supuesto, se trata de una concepción muy específica de la historia. Es una idea que supone que todos y cada uno de los sucesos tienen la misma importancia potencial y que, por lo tanto, deberían estar incluidos en un archivo que se expanda infinitamente. ¿Qué pasaría si aplicáramos la misma lógica a la arquitectura? ¿Qué pasaría si cada objeto y suceso arquitectónico tuviera la misma importancia? En una ontología plana de este tipo, ¿el cobertizo para bicicletas de Pevsner y la Catedral de Lincoln tendrían el mismo valor? ¿Los templos hindúes y bizantinos del siglo VIII estarían al mismo nivel? ¿Y qué hay de los asentamientos informales y de Versailles? La respuesta a todas ellas es: sí, al menos para empezar.
Un abordaje igualitario de esta naturaleza demanda un acceso y una atención equivalentes a una gran variedad de modos, registros y cualidades de los objetos arquitectónicos. Esto necesita más RAM y más ROM. Lo cual me hace pensar: ¿a qué base de datos uno recurre para obtener más información sobre cobertizos para bicicletas? ¿O acaso estoy pensando en el tipo equivocado de información? ¿Debería medir sus semejanzas, sus diferencias y su importancia por el número de bits o de nubes de puntos necesarios para «capturar» edificios, dibujos y modelos de manera digital, sin mencionar el modo en el que la gente se mueve dentro y alrededor de ellos?
Sin duda, una historia de la arquitectura superdigital entraña desafíos en cuanto a hardware y software. También, desafíos económicos e intelectuales. Cuando busco «Bizantino» en JSTOR, la popular base de datos académica en la institución donde trabajo, obtengo 13.247 resultados. Cuando hago la misma búsqueda en una escuela más pudiente, obtengo 22.211. ¿Por qué? Porque esta escuela puede pagar la versión completa del archivo. De igual modo, cuando busco en el Índice Avery de Arquitectura obtengo 3.765 resultados para «Arquitectura Gótica» y 281 para «Arquitectura Hindú». Una discrepancia cuantitativa similar (en cuanto al número de palabras e imágenes en la «página») se produce cuando uno busca «Arquitectura Hindú» y «Arquitectura Gótica» en Wikipedia. La geografía aún importa.
El estado actual del archivo digital sirve para reforzar las «ilusiones que han atado la arquitectura a sus tradiciones», tradiciones que seguirán cosificando la «otredad» poscolonial, en lugar de permitir que emerjan singularidades específicas. En este sentido, la historia de la arquitectura aún no es superdigital, ya que para producir resultados diferentes sería necesario usar métodos diferentes. Estos métodos podrían incluir el escaneo LiDAR, pero también deben incluir la creación de lo que la historiadora Swati Chattopadhyay llama «microhistorias globales»[1] o lo que Dell Upton llama “Historia Universal”[2]. En otras palabras, necesitamos multiplicar las maneras de hacer historia: con computadoras y sin ellas.
¿Estas diferencias podrían marcar la diferencia? No lo sabremos si no lo intentamos, sin hacer ningún juicio a priori sobre qué técnica o qué tema es más o menos importante.
Resulta que había algunas cosas en mi laptop que no pude recuperar o reconstruir con tanta facilidad. También estoy seguro de que perdí algunas cosas de las que ni siquiera soy consciente. Ningún dispositivo de memoria es perfecto ni tiene un back up perfecto, menos aun el dispositivo que llamamos historia. Con más razón entonces, deberíamos transformarla en superdigital.
[1] Swati Chattopadhyay, “The Globality of Architecture History”, [La globalidad de la historia de la arquitectura] Journal of the Society of Architectural Historians 74, (No. 4, diciembre de 2015): 411–415.
[2] Dell Upton, “Starting from Baalbek: Noah, Solomon, Saladin, and the Fluidity of Architectural History”, [Empezar por Baalbek: Noé, Salomón, Saladino y la fluidez de la historia de la arquitectura] Journal of the Society of Architectural Historians 68, (No.4, diciembre de 2009): 457-465.