Animarnos a generar un producto
Daniel Mintzer
Me recibí de arquitecto en diciembre de 1981. En ese momento, la salida laboral para un arquitecto era muy complicada, no obstante, tomé algunas decisiones que me sirvieron para avanzar.
La primera fue asociarme a Gabriel Mayo, brillante estudiante avanzado de arquitectura, y sobre todo, mi mejor amigo desde los 10 años con lo que, si el destino venía malo, iba a estar bien acompañado. La segunda fue agarrar cualquier trabajo que nos ofrezcan, cobrando honorarios cuando se pudiera y, sonriendo y agradeciendo en los otros casos que fueron la mayoría. Hicimos un par de lavaderos de autos, algunas casas, muchas reformas y un tinglado.
Así fue entre el año 82 y el 87. Sin embargo, a comienzos del año 1988 nuestra suerte empezaría a cambiar. ¿Cómo? Un cliente nos propuso hacer dos dúplex para luego venderlos. Ni Gabriel ni yo sabíamos que eran dos dúplex pero aprendimos rápidamente. Se trataba de hacer dos casitas en un lote de 8.66 de frente en Villa Luro. Las casas costarían 40.000 dólares cada una, y según mi amigo se podrían vender en 50.000. Y efectivamente así fue. Nuestro cliente había ganado un 25% en dólares, en un año, y en Argentina.
Decidimos entonces armar nosotros nuestro propio grupo de inversores para hacer nuestro primer desarrollo inmobiliario. Sin darnos cuenta, Gabriel y yo estábamos logrando hacer lo que buscábamos desde el día que nos recibimos: ser los generadores de nuestro propio trabajo sin depender de un cliente que nos toque el timbre.
El resto es historia conocida: llevamos hechos más de 50 emprendimientos en Buenos Aires, Montevideo, Neuquén, Punta del Este y Miami. En muchos ganamos plata y en algunos perdimos, hicimos el Master de Desarrollos inmobiliarios del Politécnico de Madrid y fuimos a exponer a congresos y conferencias.
Pero lo más importante fue animarnos a generar un producto que nos diera trabajo y satisfacciones a la vez. Creemos profundamente que nuestra profesión de arquitectos se puede ejercer de muchas maneras y la generación de proyectos inmobiliarios es una de las más importantes.
Aplaudimos la importancia que el CPAU le está dando a esta forma de ejercicio profesional y esperamos que lo siga haciendo en el futuro. Solo apoyando los distintos modos de ejercer nuestra amada profesión lograremos realizarnos como profesionales y como individuos.