Conciliar con placer diferentes vocaciones
Álvaro Arrese
Es difícil hablar de mi actuación en el presente sin hacer referencia a las múltiples facetas de la profesión de arquitecto que he ejercido durante más de cincuenta años. He combinado en ellos, por riguroso orden de aparición, concursos, proyectos y obras, docencia e investigación. He participado también como jurado y asesor en concursos, y en la gestión académica de distintas facultades, he filmado obras relevantes, y he concebido y gestionado otras ligadas al patrimonio que me parecen importantes. Realicé estudios de posgrado y docencia en el extranjero, acredité Facultades y escuelas de Arquitectura, redacté libros y artículos, participé de mesas redondas, charlas, exposiciones…
De ese cúmulo de tareas aparentemente diferentes me resulta difícil encontrar una resultante, que según creo se encuentra en la misma mezcla. Como decía Bucho Baliero, nadie puede enseñar lo que no sabe, y nadie sabe arquitectura si no la ha practicado. No creo en la enseñanza de nuestro oficio como docente de dedicación exclusiva, ni en su práctica desligada de la reflexión crítica. Debo agregar que he mezclado todos estos aspectos atendiendo además las solicitaciones recibidas en un país de marcados vaivenes, volviendo a la arquitectura después de doctorarme en urbanismo, y a la teoría después de años de afiebradas realizaciones.
Al terminar la escuela secundaria, dudaba entre estudiar cine, letras o arquitectura, y lo curioso es que siendo arquitecto he logrado conciliar con placer esas diferentes vocaciones.