Bienvenido a la pólitica
Luis Bruno
“Vos vas a ser político” me dijo alguna vez un buen compañero del secundario. No sé qué fue lo que disparó aquella anticipación de Nicolás, lo cierto es que desde siempre me interesaron las situaciones colectivas, las mediaciones y las posibilidades de actuación que se abren desde los lugares de comando. Como entre 2000 y 2004, años en los cuales pude compartir dos gestiones muy activas del CPAU y tuve la satisfacción de poder desarrollar la Ley de Transparencia en la Contratación de Servicios Profesionales de Arquitectura, hoy sancionada.
A los 40 años pegué mi primer cartel en la facultad convencido del valor de su texto. Había ingresado a la política universitaria por el tobogán sin retorno que supone el deseo de aspirar a modificar el status quo, así más no sea en la dosis de época que a uno le toca. Unos años antes, desde el lugar módico de ayudantes de segunda, habíamos irrumpido en la escena académica prohijando el jury de arquitectura, autoría que siempre me llenó de orgullo.
“Bienvenido a la política” alardeó el ganador avezado en materia partidaria en las primeras elecciones en las que participé en la FADU en 2003. Desde entonces tuve la posibilidad de integrar activamente el sistema de decisiones de la Facultad, al cual creo haberle aportado una mirada a caballo de la profesión, la academia y la política, y la voluntad firme por concretar iniciativas. Entre ellas, espero dejar aprobado un nuevo plan de estudios que reconozca y aliente la diversidad de perfiles profesionales.
Debo mi dedicación a la gestión universitaria a mis socios y colaboradores de la profesión. No tuve otros cargos públicos que los de vicedecano 2006/2009 y decano 2014/2017. La tarea insume mucho tiempo y es apasionante. Sin el sustento originado en la actividad privada, el deseo y la intensidad de la actuación hubieran sido apenas una ilusión.